Fue presentado entre otros en la capital mexicana por el hijo del autor, fallecido recientemente.

España Exterior | Begoña Ayuso | Ciudad de México | 9 de diciembre de 2019

La viuda y el hijo del autor, Gerardo Ferrando e Isabel Pérez, entre otros.

Uno de los actos finales de las celebraciones del “80 Aniversario del Exilio Republicano” realizados durante 2019 en México fue la presentación del libro México y los ingenieros de la emigración republicana española en el Ateneo Español, del reconocido ingeniero Gonzalo López de Haro, fallecido en octubre pasado.

El libro analiza la importante labor que desarrollaron los profesionales –más de 200 ingenieros – que llegaron a México durante la Guerra Civil española y que quedó manifiesta en diversos sectores de este país. Partiendo de la frase que señala que “en la Guerra Civil española el único que salió ganando fue México”, gracias a la cantidad de intelectuales y profesionistas que enriquecieron la vida cultural de este país, se llevó a cabo la presentación de la obra de López de Haro.

En el acto participaron Gerardo Ferrando Bravo, ingeniero y académico mexicano, exdirector de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Aída Pérez Flores-Valdés, secretaria del Ateneo Español de México; y Enrique López Rull, hijo del autor del libro.

Ante un numeroso público conformado mayoritariamente por colegas de la profesión, amigos y familiares, entre los que se encontraba su viuda Isabel, Ferrando Bravo resaltó la importancia de esta obra, precursora de otra fundamental en la profesión, titulada Técnica e ingeniería en España, publicado por la Real Academia de Ingeniería en 2004, en donde participó el propio Gonzalo López de Haro como autor de un capítulo.

“En esta obra confluyen dos pasiones que mi papá tenía, la ingeniería y la escritura, porque él era un ingeniero humanista”, señaló emocionado López Rull, quien presentó la exposición original que había preparado su padre para esta ocasión. En ella se reconoce a todos los ingenieros que llegaron a México, distinguiendo dos grandes grupos: los primeros que llegaron ya siendo profesionales y aquellos que arribaron siendo jóvenes y se formaron académicamente en este país. Ambos realizaron grandes obras. Los primeros, sobre todo en el campo, dando un gran impulso a la tecnificación agrícola y al desarrollo industrial de México.

La huella de este colectivo ha quedado reflejada en todo el territorio mexicano: altos hornos, fábricas, infraestructura de ferrocarril, plantas pesqueras, siderúrgicas, presas hidroeléctricas, carreteras, obras portuarias, aeropuertos, el metro de la Ciudad de México, catedrales, iglesias (la Basílica de Guadalupe, entre ellas), el campus de Ciudad Universitaria (CU), el auditorio nacional, los museos de Antropología y de Arte Moderno, etc.

“No hay un exilio, hay muchos exilios, muchas historias que se entrecruzan; México hizo posible que florecieran nuevas esperanzas y se alcanzaran nuevos logros”, escribió Gonzalo López de Haro en su libro, señalando que vino mucha gente con talento y este país ofreció las condiciones necesarias para que lo desarrollasen aquí. “La virtud de todos ellos fue terminar siendo mexicanos, porque entendieron la realidad mexicana, la problemática y aportaron el saber de su disciplina”.

Situación que fue reconocida por el presidente Lázaro Cárdenas en un discurso memorable, pronunciado en 1957, en donde resaltó el compromiso y el honor que los exiliados hicieron a “nuestra hospitalidad y nuestra patria”.

Finalmente, Gerardo Ferrando anunció que el libro de López Haro formará parte de la cápsula del tiempo que será depositada en el Colegio de México con documentos, mensajes y memorias del exilio, y que será abierta dentro de 20 años, en la celebración del 100 Aniversario del Exilio Español en México.

Gonzálo López de Haro

Gonzálo López de Haro era ingeniero civil por la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en la que se tituló con mención honorífica (1971). Obtuvo la especialización en Hidrología y diseño de presas por la Universidad de Missouri (1977). Fue también egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, en la que obtuvo la medalla Gabino Barreda en 2001, por el mejor promedio de su generación.

Desde 1970 y en forma ininterrumpida fue docente en la Facultad de Ingeniería, en la que impartió diversas asignaturas. En 1999 fue nombrado secretario general de la Facultad y secretario de su Consejo Técnico. De 2007 a 2010 fue jefe de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, y en octubre de ese año fue nuevamente designado como secretario general, cargo que ocupó hasta el cuatro de octubre de este año, fecha de su muerte

Dirigió diversos proyectos de infraestructura de agua potable y alcantarillado urbano de ciudades mexicanas. Colaboró en el proyecto de varias líneas del metro de la ciudad de México; en proyectos hidroeléctricos y de drenaje profundo. Desarrolló también labores de consultoría para la Organización Meteorológica Mundial.