La represión franquista en España tuvo una dimensión tal que hasta la fecha está incorporando nuevos datos sobre las víctimas. En ese sentido, la labor de recuperación de la Memoria Histórica de estos acontecimientos se vuelve necesaria a efectos de hacer un acto de justicia para la vida de las personas que padecieron la destrucción de una República electa democráticamente a manos de las fuerzas fascistas.

Al norte de la ciudad de Huesca, en España, se encuentra el parque “Mártires de la libertad”, recuperado y remodelado en 2014, el cual alberga un monumento dedicado a los represaliados republicanos en esta región Española. La estructura tiene más de 500 prismas de piedra, en representación de los fallecidos, cuyos nombres están escritos en placas frente al memorial.

Con motivo de la conmemoración de los 80 años del Exilio Español, el presidente del Ateneo se encuentra en una gira por España, y tuvo oportunidad de visitar el lugar en compañía del exconsejal del ayuntamiento de Huesca, Domingo Malo Arilla, quien participó en un homenaje realizado a una de las víctimas del franquismo (Martín Ainsa) y cuyo texto recuperamos en este espacio por narrar una historia compartida por muchas de las personas que vivieron aquellos duros años de la Guerra Civil y la dictadura franquista:

Martín Ainsa Pinal nació el 8 de marzo de 1889 en la localidad zaragozana de Almochuel.

En el año 1903 con la edad de 14 años se afilió a la UGT, decisión que tomó al mismo tiempo que se educaba para trabajar como tipógrafo.

Su llegada a la capital del Altoaragón fue en el año 1911, en donde nacerían los seis hijos que daría su matrimonio con María Lorda Maza.

Su primer trabajo en Huesca fue en los talleres del “Diario de huesca” en donde con otros oscenses pusieron en marcha la sociedad “Arte de imprimir y similares de Huesca” y la “Federación de Sociedades Obreras de Huesca”.

En 1923 trabajó en el diario “La Tierra” donde elaboraba una sección de la “Federación Gráfica de la UGT”.

Ante la convocatoria de elecciones municipales para el mes de abril de 1931, los republicanos le pidieron que se uniera a ellos en representación del Grupo Socialista. Aceptó enseguida y pocos días después Martín Ainsa Pinal se convirtió en el primer concejal que el PSOE tuvo en la ciudad de Huesca, y aunque estuvo menos tiempo del deseado, apenas 15 meses, hizo lo posible por inclinar la balanza hacia el sector más izquierdista del Ayuntamiento, preocupándose especialmente por la reforma educativa, la creación de escuelas, el paro obrero y el fin de las corruptelas y amiguismos en los organismo oficiales.

El 9 de septiembre de 1931 Martín organizó, en compañía de un pequeño grupo de seguidores de Pablo Iglesias, la primera Agrupación Socialista de Huesca, ocupando la presidencia. Cuatro días después se presentaba oficialmente al público oscense la Agrupación Socialista en el teatro Principal.

Estuvo poco tiempo en tal cargo, pues el 15 de noviembre decidió presentar su dimisión.

A partir de esa fecha Martín fue apartándose de la política oscense y más después de que en julio de 1932 obtuviera el cargo de Jefe de los Servicios Municipales ratificado por oposición.

En las jornadas siguientes al 18 de julio de 1936, Martín decidió quedarse en Huesca, pese a los fusilamientos que a lo largo del verano se iban sucediendo en la ciudad. Lo hizo primero porque no creía que nadie pudiera actuar en su contra pues ya se había alejado del ámbito político, pero sobre todo porque tenía un hijo enfermo y no quiso abandonar a su familia.

El día 8 de octubre varios falangistas llamaron a su puerta y le pidieron que se vistiera con su uniforme para hacer un servicio. Sin embargo, para su sorpresa, a donde lo condujeron fue a la cárcel.

Fue asesinado el 12 de octubre de 1936 con 47 años.

Martín Ainsa Pinal nos dejó el ejemplo de defender siempre la libertad y la democracia con la palabra tanto escrita como hablada.