Manuel Azaña en 1933

 

El día 10 de enero de 1889 nace en Alcalá de Henares, España, el político, escritor y periodista Manuel Azaña, quien participó activamente en la reforma de la vida política española y llegó a ser presidente de la Segunda República de 1936 a 1939. Falleció en el exilio el 3 de noviembre de 1940.

Dentro de los reconocimientos que se han realizado a este gran personaje, sobresale la de febrero de 2019, donde el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, visitó su tumba para realizar un homenaje y develar una placa con la leyenda:

“El Gobierno de España, con motivo del 80 aniversario del exilio republicano español, rinde homenaje a D. Manuel Azaña, presidente de la II República, fallecido en el exilio”. 1

Grupo familiar en Pyla-sur-mer, verano de 1940. De izquierda a derecha: José Xirau, Adelia de Rivas cherif, María Teresa Xirau, Dolores de Rivas Cherif, Carmen Ibáñez y Cipriano de Rivas Cherif. Sentado Manuel Azaña con su Susana de Rivas Cherif Ibáñez

Para recordar a Don Manuel Azaña les compartimos un pequeño fragmento del discurso que rindió en el Ayuntamiento de Barcelona el 18 de julio de 1938, en plena Guerra Civil: “Paz, piedad y perdón” 2.

“Guerras emprendidas para imponer la monarquía universal han producido el levantamiento liberal, entre otros, del pueblo español. Guerras emprendidas para abatir un militarismo, lo han dejado más vivo, lo han hecho retoñar todavía mas poderoso y han desencadenado una revolución social donde menos se esperaba. Nuestras propias tierras son ejemplo de lo que digo… Después de un terremoto es difícil reconocer el perfil del terreno. Imaginad una montaña volcánica pero apagada en cuyos flancos viven durante generaciones muchas familias pacíficas, y un día la montaña entra de pronto en erupción, causa estragos y cuando la erupción cesa y se disipan las humaredas los habitantes supervivientes miran a la montaña y ya no parece la misma. No reconocen su perfil, no reconocen su fondo. Es la misma montaña, pero de otra manera, y las mismas materias en fusión que expelía el cráter, cuando caen a tierra y se enfrían y solidifican, forma parte del perfil del terreno y hay que contar con ellas para las edificaciones del día de mañana.

Este fenómeno que se da en todas las guerras me impide a mí hablar del porvenir de España, en el orden político y moral, porque es un profundo misterio en este país de las sorpresas y de las reacciones inesperadas lo que podrá resultar el día que los españoles en paz, se pongan a considerar lo que han hecho durante la guerra,  cuando se acabe, como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse, con la intolerancia y el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y escuchen su lección: la de esos hombres que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón”.

Ultima Fotografía de Manuel Azaña, junio de 1940

 

  1. EuropaPress: Pedro Sánchez homenajea a Manuel Azaña ante su tumba en Montauban (Francia)
  2. Manuel Azaña, obras completas: Discurso en el Ayuntamiento de Barcelona, pronunciado el 18 de julio de 1938. “PAZ, PIEDAD Y PERDÓN”, documento en audio que pertenece al Archivo del Exilio de la Biblioteca del Ateneo español de México.
  3. Fotografías tomadas del libro “Manuel Azaña, entre el mito y la leyenda” por Ángeles Egido León, documento que pertenece a la Biblioteca del Exilio del Ateneo Español de México.