Los republicanos en México celebran que el dictador ya no descansa en su gran mausoleo

Fotografías: TERESA DE MIGUEL

Los días señalados entre los exiliados del franquismo casi siempre tienen sabor agridulce. La exhumación del dictador, por ejemplo: les da contento a los que viven y lágrimas por los que no pudieron verlo. Pareciera, además, que todo lo relacionado con el sátrapa español se retrasa para los que fueron sus víctimas; se demoró su muerte y se ha hecho eterno el cobijo que le ha proporcionado el gran mausoleo en el Valle de los Caídos. Así lo sienten los republicanos en México, que este jueves celebraron “una gran victoria después de tantas derrotas”. Con el vino espumoso del país que los acogió brindaron los refugiados de Lázaro Cárdenas, el presidente mexicano que siempre mencionan porque abrió las puertas del país a miles de refugiados tras la guerra.

“Nunca es tarde si la dicha es buena”. Fernando Rodríguez Miaja, sobrino del general republicano del mismo apellido no entra en muchos más detalles sobre la ceremonia, que “esperaba un poco más parca”.  Se alegra de que por fin se haya hecho “justicia a las víctimas de la dictadura” y a sus 102 años derrama su lucidez política e informada a cualquiera que le pregunte: “¿Qué hacer con el Valle de los Caídos? Pues mi duda es terrible. Yo lo volaría, pero con ese suelo de granito…”, se ríe con la copa en la mano. “Desde luego habría que quitarle ese carácter sagrado. Eso lo hizo Franco para Franco, y ya no está, pues se acabó”. Pero no ve una salida fácil que concilie los deseos de los miles de familias que tienen enterrados en Cuelgamuros: “Ya sabe, dos españoles, dos opiniones”.

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