Por: El Periódico Extremadura.

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Mientras aseguran de ella que está revolucionando la cartelería flamenca, María Artigas (Ciudad de México, 1967) agradece el halago y continua trabajando, no sin antes comprobar, que el granito de arena que aporta al Círculo Flamenco de Madrid (CFM) diseñando sus carteles, tanto de festivales como de actuaciones así como sus montajes audiovisuales, tienen recorrido más allá de la información que atesoran. Hasta ahora, esa revolución seguía reservada al artista multidisciplinar Francisco Moreno Galván, de Puebla de Cazalla; el que convenciera a José Menese de su propia capacidad, y que logró, entre otras virtudes propias y ajenas, que se convirtiera en leyenda. María Artigas, que comenzó a dedicarse al diseño editorial en su tierra natal, continúa, mientras hablamos para esta entrevista, intentando adentrarse en el alma de cada artista, para así, convertir ese arte en un nuevo diseño. Un nuevo quejío gráfico para el flamenco que, en su infinita generosidad, sigue marcando la pauta en sus múltiples formas, y dándonos lecciones, a todos. Pasen y lean.

–Hablan de usted como la ‘revolucionaria de la cartelería flamenca’, ¿cómo se siente?

–Me siento halagada, por supuesto. Renovar los carteles es algo que no me planteé. Quería que fueran diferentes, eso sí, pero nunca pensé que llamarían tanto la atención como para llegar a este punto. Tienen para mí la particularidad de que se refieren a una de las expresiones artísticas que más me duele —por hablar en términos flamencos— y apasiona. A parte de cumplir con su función informativa, busco que tengan algo más. Ese algo más es difícil explicarlo con palabras, tiene bastante de intuición y mucho de oficio. Intento que cada cartel sea único, que refleje algo de lo que intuyo que el artista lleva en el alma —por decirlo de alguna manera— y en su arte. O lo que a mí me inspira. Son carteles creados pensando mucho en los artistas. Para mí es una manera de mimarlos, de expresarles admiración. Cuando a ellos les gusta el cartel y se sienten de alguna manera identificados con el, considero que he acertado.

–Lamarca, argentino, Elke Stolzenberg, alemana… dos formas diferentes y maestras de ver el flamenco a través de un objetivo. Usted, revoluciona la cartelería y es mexicana. ¿Hay que encontrarse con una expresión artística ajena a la propia cultura, para sacar de nosotros, el máximo potencial?

–En mi caso, al venir de familia de exiliados republicanos españoles de la época de la guerra, crecí en un ambiente donde la cultura española estaba presente todo el tiempo. Se escuchaba, entre otras, mucha música española: Tárrega, Yepes, Sabicas, Falla, Albéniz, Paco de Lucía…, y en este sentido la cultura española y el flamenco no me eran nada ajenos. Fuera de España, el flamenco es considerado como una más de las Bellas Artes, así, con mayúsculas. Respecto a la pregunta, creo que los que venimos de fuera, al no haber tenido próximo el mundo flamenco, llegamos sin prejuicios; no conocemos bien los clichés establecidos por la costumbre, traemos un background [antecedentes] distinto. Y lo aplicamos, naturalmente, a todo lo que hacemos, en este caso, al flamenco. La mezcla que esto supone enriquece siempre nuestro punto de vista. También pienso que, cuando uno encuentra las condiciones adecuadas para poder trabajar con total libertad, sin imposiciones de ningún tipo —en mi caso por parte de mi entorno flamenco— es más fácil que surja la creatividad y, por lo tanto, siento que los resultados son mejores. Es lo que creo.

–Desde 2013 hace diseño de carteles, libros y CDs para varias entidades relacionadas con el flamenco: el Círculo Flamenco de Madrid, El Flamenco Vive y la Colección Carlos Martín Ballester, dedicada a cantaores flamencos. ¿Qué han aportado al flamenco sus diseños?

–Básicamente, y espero no resultar pedante, procuro que aporten calidad. Y, en algunos casos, nuevos matices. Pero no por capricho individual, sino también por las personas con las que trabajo; a todos ellos les gusta tanto, o más que a mí, otorgarle al flamenco el lugar que le corresponde.

–¿Qué ha aprendido como diseñadora de este arte?

–He aprendido a profundizar mejor en la expresividad de los artistas. Dicho en pocas palabras: he aprendido a entender lo que dicen y cómo lo dicen; porque el cómo es lo que diferencia a unos artistas de otros.

–¿Qué es lo más difícil de diseñar en el flamenco?

–A lo largo del tiempo, se han creado una serie de clichés visuales en torno a este arte que se repiten sin cesar. Si no los utilizas, parece que no diseñas flamenco. Yo intento alejarme de ellos, aunque confieso que muchas veces los uso. Sin duda, en todo cliché hay algo de esencial y auténtico. De ahí, que lo que diferencia a un diseñador de otro sea el cómo —otra vez el cómo— haga uso de ellos. Diseñar cualquier aspecto del flamenco no es fácil, implica no poca reflexión sobre el modo de hacerlo. Es un arte con mucha alma y captarla tiene su aquel, requiere conocimiento, sensibilidad y trabajo.

–Forma parte de la junta directiva del Círculo Flamenco de Madrid (CFM), ¿piensa que aporta algo diferente a la forma de ver y transmitir el flamenco por ser mexicana?

–Por ser mexicana no lo creo. En el CFM cada uno pone su granito de arena y dedica horas de trabajo para que el círculo funcione lo mejor posible. Mi aportación en la forma de ver y transmitir el flamenco se debe, creo, a que busco hacer cosas que sean visual y conceptualmente diferentes, que puedan hacer que el flamenco sea más visible.

–Respecto al folclore de su país, ¿con qué asemejaría el flamenco?

–Difícil decirlo porque no soy experta en estos temas. En México hay música increíble, en algunos casos pueden apreciarse cosas en común: ciertos tonos, melodías, matices o palabras como fandango, petenera…, la fuerza que tiene el flamenco es única.

–¿Qué aguarda aún de su México natal la manera de diseñar o de dibujar el flamenco?

–El tiempo lo dirá, porque ni yo misma lo sé.

–A partir del 2003, ya en España, trabaja para el grupo RBA; primero en Barcelona en la revista ‘Historia National Geographic’ como maquetista y más tarde en ‘Cocinas y Baños’ como directora de arte. Después, en Madrid, como directora de arte de revistas como ‘Cocina Fácil’, ‘Comer Bien’ y ‘Lecturas Especial Cocina’. Entró usted por la ‘puerta grande’ en España.

–RBA me dio la posibilidad de afincarme aquí. Me ofreció un trabajo estable por muchos años y eso lo agradezco. Profesionalmente hablando aprendí cosas muy valiosas; pero también, todo sea dicho, pasé mis fatiguitas. Conocí a personas maravillosas a quienes considero mis amigos; otras con quienes ya no tengo relación pero les guardo un buen recuerdo; y a un par a quienes no quiero ver ni en pintura.

–¿Qué le ha aportado el diseño editorial, y qué cree que le ha aportado usted?

–Para mí el diseño es una vocación temprana. Me ha aportado un oficio, un medio de ganarme la vida y el placer de poder dedicarme a lo que me gusta. En cuanto a lo que he aportado al diseño editorial, si es que he aportado algo, creo que deben decirlo otros.